Tengo plomo en mis pestañas de la guerra cruzada a la que me someten cada noche tus auroras boreales, abriendo fuego contra mí. Te dedico el frío polar de mis grietas, si solo así disparas destellos que puedan atravesar este alma en decadencia que agota poco a poco toda la luz que yo una vez también fui.
Abrásame en ese fuego azul,
ahora que estamos a tiempo,
no entiendo de banderas,
aunque sean blancas,
pero sé que si me quemas,
vendrá la calma.
Eres luz.