lunes, 31 de marzo de 2014

Antiguo yo.

Te echo de menos. Echo de menos tus ojeras cansadas de hablar hasta las tantas, tu sonrisa de oreja a oreja, tu risa despreocupada. Tu pulso firme, al igual que tus pasos. Echo de menos tu latir fuerte cada mañana, tus ganas de comerte hasta la mirada más mal humorada, tu confianza y la pizca de esperanza que hacia resurgir hasta la ceniza más quemada. Echo de más esta desgana hasta para mirar la hora que marca el reloj aún bajo las sábanas de la mañana. Por echar, también echo y a lo lejos esta mirada cansada, la desconfianza que abrasa cada parte de la piel y el miedo que usas cada noche de manta.

viernes, 28 de marzo de 2014

Aguas revueltas.

Observé las millones de curvas que se dibujaban sobre el mar, como se deshacían con un simple movimiento. Por una parte daba miedo lanzarse por la borda, todo lo desconocido da miedo. Por otra, daban ganas de zambullirse en aquellas olas que parecían las únicas que entendían el alboroto que sacudía cada día mi interior. Miré aquel infinito océano, con ojos de nostalgia, pues era como un laberinto sin salida que no tenía fin, y así me encontraba yo, en el desierto de secretos que escondes bajo esa lengua. Y por mucho alboroto que causaran aquellas olas sé que transmitían la calma que hasta ahora nada pudo apaciguar, que las gotas de sus salpicaduras en embestida eran la fuente de cicatrización de mis heridas por unos instantes. Sobre todo me fijé en aquella estela que trazaba un surco de espuma a su paso, jugaba a imaginar que aquel era el camino para llegar hasta a ti, pero tú tan solo te alejabas más. Una vez más, me tuve que dar la vuelta y aceptar que demasiadas millas me alejaban de la sal de tu cuerpo.

martes, 18 de marzo de 2014

Me picas.

Llevo más de 1 hora mirando esta página en blanco, y creo que así es como debe seguir. ¿Acaso existen palabras que expresen la locura de este dolor?

Lo que causas aquí dentro es como un picor que no puedo alcanzar a rascar para calmarlo.

domingo, 16 de marzo de 2014

Objeto perdido.

Vivo en un auténtico cajón desastroso. De esos que si miras bien en ellos, encuentras entre todo el barullo cosas que ni siquiera sabías que estaban ahí.

Vivo en ese libro de pegatinas de mi infancia, pero ahora las pegatinas se volvieron personas, donde si no las pego bien, las acabo perdiendo por falta del pegamento.

Que yo soy como el herrete, esa parte de los cordones de un zapato que casi nadie sabe como se llama, y que si se pierde no lo echan en falta.
Soy el envoltorio del caramelo que siempre tiran al suelo, soy un grano de arena más en medio de la playa, una piedra insignificante con la que nunca nadie tropezaría. El gato negro que nadie se quiere cruzar, el espejo roto donde nadie se quiere reflejar, porque, ¿quién iba a querer reflejarse en algo que ya no sirve ni para romperse?

Soy lo que se guarda en el cajón de los trastos, y que nadie recuerda que estaba allí.

domingo, 9 de marzo de 2014

Que te den.

Vengo a decirte que di portazo contigo, de tal forma, que quedo encasquillado aquel pestillo que siempre dejaba entreabierto. Vengo a decir que necesito tu mirada, pero que te den. Que si he mirado atrás, no era para verte una vez más, si no, para que me vieras tú a mí y te doliese mi risa. Eramos, o quizás ni fuimos. Que más da, si el mayor interrogante se esconde en tu boca. Y yo que me rompía si te miraba con la piel, y hoy no somos más que un tatuaje mal hecho o aquella herida que no cicatrizó bien. Que yo quería ser el clavo que sacaba al otro, el agua oxigenada para tu herida infectada y tu sutura para después. Te diría que te follen, pero ese gusto lo quería tener yo.

lunes, 3 de marzo de 2014

Entre cenizas.

Me consumo, aquí, ahora, y en cada momento del día. Entre lugares que pasaron a ser desconocidos, que me descolocan, que dejaron un día de ser mi sitio. Es como haber vuelto a las ruinas.

Estoy sentada, entre cenizas. Marchitada en la tristeza de mi apogeo. Intentando captar bocanadas de aire fresco, pero hay tapujos de fracasos en mi garganta. Ya no soy consciente ni de lo que veo tras mi parpadeo.