Por ti me partí la cara, rompí mi sagrado horario de dormir y mi cama me odiaba por acostarme a la espalda de sus sábanas. Hasta pasé del café de los domingos por beberme el de tus ojos. Prefería tus marcas a las de cualquier otro gato, el rojo me quedaba bien cuando me teñía tu boca de bocados. Te escribo esto mientras encuentro ahora cada noche en el mechero mi placer, niégalo todo, pero yo he visto tu cara al lamer mi miel, y sé que aunque esté rota en pedazos a ti te gustaría volver a recorrer mis piernas en pleno invierno como solías hacer.
jueves, 29 de mayo de 2014
martes, 20 de mayo de 2014
Cadena perpetua.
Sé que voy a despertarme y tú no vas a estar, ni aunque me des los buenos días volverás. Sé que te desvaneciste, que no vas a regresar, que me muerdes y aunque aprietes no hay nada que sentir porque el vacío que una vez dejaste se quedó dentro de mí. Sé que me has arañado la espalda, porque he visto mi reflejo, sin embargo no escocia. Te he mirado con cara de pena por no darte cuenta de que estaba delante de ti, rogando en silencio el roce de tus yemas. Me muero de dolor sin que me duela, me encariñé cada día sin que lo supieras. Me enganché a ti y desde entonces soy infinita, perdida por tus caderas, recorriendo tus curvas y durmiendo en tu ombligo de primavera.
sábado, 17 de mayo de 2014
Yo, mi enemigo.
Un pozo sin fondo mis pupilas negras, oscuras, rebosantes de agua helada que resbala por mi cara. Se encharca sin pudor mi garganta de palabras que tapujan la salida sin poder mediar alguna. Y me encojo entre las estrecheces del sótano de mi corazón, y me muerden la boca cual llave en la cerradura de su portón, y me gritan al oído una y otra vez que yo no estoy hecha para caminar de su mano, mientras suena nuestra canción y me dice un 'adiós' que ruge un 'hasta luego'. Me senté sobre las ruinas, cansada de levantar muros endebles que yo misma derribo.
martes, 13 de mayo de 2014
Pedacitos de ti.
Voy a matarme por cada uno de tus suspiros, hasta que tus yemas circulen por mi piel intentando leer el mapa que trazan mis lunares. Hasta que cada parte de mí, sean pedacitos de ti, deborados por tu boca, y tus labios sean los que desborden la locura que desde mis ojos asoma. Que quieras dibujar con los dedos hasta la última curva de mi cuerpo, para después matarte en ellas, y convertirme yo en tu lecho.