sábado, 21 de junio de 2014

El final de mi adiós.

Dile que me cansé, y que ahora tan solo bostezo con su recuerdo reprimido en mi pecho. Mis ojos ya no se turbian nefastos buscando una piel que siempre fue tibia, ni me apetece el empalago de tu taciturna mirada perdida. Yo que tan desenfrenada vorágine de pasión lancé hacia a ti regalándote hasta el más sincero suspiro de anhelo, esta noche te vas al cuerno, por derrochar el amor que otros si hubieran apreciado tenerlo.

viernes, 20 de junio de 2014

Sin cobertura.

He perdonado cosas imperdonables, y luego quiero quejarme entre gemidos cada noche. Creyendo, tan ilusa, que curaba su perdón cuando tan solo me agrietaba más las dudas. Así de desnuda he acabado, paseando sin cobertura por mi corazón de extrarradio, que no encuentra en ningún pecho cordura alguna que me desquite el despecho que tengo como cuna. Y entre bastos besos que no me ceden ningún verso si no proviene la saliva de tu boca, me precipito al precipicio a ver si encuentro un universo paralelo que me condene a quitarte cada ocaso la ropa.

sábado, 14 de junio de 2014

El verde de tus ojos te delata.

He notado como brilla el verde de tus ojos al verme, como se estremece tu cuerpo entero cuando paso por tu lado. Y tu nuca vulnerable por si recibe un mordisco de mis labios, mientras tu pulso es un seísmo con el epicentro en tu ombligo. Y me miras, de reojo, mientras me sonrojo pensando en que quiero ser tu único antojo, como el que escondes en la parte inferior derecha de tu espalda, o el deseo pasajero que tienes los domingos. 

lunes, 9 de junio de 2014

Un arqueólogo para mis ruinas.

Nadie lo entiende, ni les interesa saber como es que he acabado con la locura encadenada a los pies. Así que ataco con igual indiferencia hacia su polvareda de mentiras, provocada por mis escombros, que buscan un arqueólogo que observe de cerca como me pesa esta vida. O al menos me pesaba cuando aún no estaba en ruinas, y yo no yacía sobre las cenizas sin ganas de abrir los ojos porque ya no me quería.

sábado, 7 de junio de 2014

A medias tintas.

En un brote de locura me hincaste tus uñas por mi interior helado, y más que arañar con ternura tengo los rayajos de tu desquicio desenfrenado. Tengo jaquecas en la cabeza de tus silencios, sonando a pleno pulmón en mi oído. La piel reseca, eso sin hablar antes de mis ojos, que ni siquiera está apenas mi lengua mojada, o mi boli que ahora suele quedarse a medias tintas, y todo proviene de que te ofrecí empaparte de lo mejor de mí, a lo que tú accediste actuando como una sanguijuela a la que solo le interesaba su propio porvenir, sin tener en cuenta que me entregué porque contigo quería encontrar mi fin, pero no me refería a así.

viernes, 6 de junio de 2014

Se acabó la función.

Se cerró el telón y apagaron las luces. El silencio envolvió la habitación, y Soledad te calaba hasta los huesos de frío. A ciegas chocaba con aquel enorme orgullo, negro, como su pelo, o aquella noche sin estrellas. El caso es que era su boca mi llave maestra, y ahora tan solo quedé como una caja fuerte cuya combinación se esconde en el secreto de su voz.