miércoles, 28 de febrero de 2018

Residuo II

Descubrir tu nombre, 
y que me adule la pena,
y que retumbe en mi cabeza, 
y en sus bocas, 
y en mis orejas, 
y en los recovecos más oscuros de mis grietas.


25.feb


Residuo I

Es de noche, como siempre, no conozco otra forma de vivir. Y aunque todos los gatos son pardos, podría distinguir entre la multitud su piel y sus lunares, sus gestos esquirlos dedicados a mí.

Nadie se acerca, es normal, soy la única en el lugar que muerde antes de ladrar, y todavía confío en que algún día alguien me saque las garras y me pueda matar.

18.feb

martes, 6 de febrero de 2018

Sin título 3

Cálmame, o termina de llevarte esta piel, aunque me escueza toda una vida.

De ti están llenas mis cuencas, y a borbotones gotean si el tiempo no me sacia, me envenena y me condena.

No saben de que hablo, yo tampoco, pero le escribo y se rompen mis venas.

Hace muchos escalofríos que llevo el alma en quiebra, soy todo lo que a estos huesos le sobra, mañana quizá deje todo a medias y me esconda.

lunes, 5 de febrero de 2018

Tormento.

No soy el cenicero,
ni herrete,
ni la envoltura de un caramelo,
ni madriguera de pelusas,
ni chicle bajo la mesa.

No soy la bolsa de basura.
Ni el vaso incolmable de gotas.
Ni el cajón desastroso.

No soy la puta tirita.
Ni algo efímero,
ya no.

No soy temporal.
Porque de serlo,
me encargaría de ser tormento.

sábado, 3 de febrero de 2018

Supernova I

Me desvanezco.

Como la pluma que cae con lentitud entre oscilaciones variables al suelo.

Pero lo hago. Y ninguna brisa puede levantar el vuelo ahora que he decidido impactar.

Suave, pero a plomo.

Y en otra cosa no,
pero mi prosa en picado, aunque encuentre curvas, no tiene ángulo más certero.

Después de esto,
escucharás un estruendoso silencio. 

jueves, 1 de febrero de 2018

Sin título 2

Tengo un escalofrío en mis ojeras que tiene ganas de salir, y reventarme bajo los neones de algún sitio en esta ciudad gris.

Estoy a una luna envenenada
de acabar como las grecas.

Cada vez más oscura.
Catástasis en mis grietas.

Mi pecho acongojado,
expulsando el frío glaciar que ninguno de esos iris canela, zafiro o menta quiere derretir.