domingo, 23 de febrero de 2014

Reflexiones que contaros.

Con trece creí saber lo que significaba querer a alguien, con catorce pensé que ya era lo suficiente mayor y exigía quedarme unas horas más en la calle. Con quince pensé que sabía lo que era el dolor. Con dieciséis vi que me estaba equivocando y que realmente nunca entendí nada. Ahora, con diecisiete, a meses de cumplir los 'ansiados' dieciocho, veo que me he pasado la infancia intentando tener la edad que no tenía, y que intentaba entender cosas que en ese momento no podía. Es cierto que se aprende con las experiencias y daños, pero los años también ayudan a comprender mejor. Ahora al menos estoy segura de que querer a alguien no se trata de decirle cada día que le quieres, o escribirle miles de palabras mostrando tu 'afecto'. Que se le dice te quiero a esa persona que ha ganado un hueco en tu vida, y tu vida equivale a todos los días hasta que deje de latir. Que simplemente consiste estar en las buenas y en las malas. Que las promesas nunca han servido de nada, que es más factible una mirada, o un silencio que comprenda. Que los celos no llevan a nada, ni significa que quieras. Cuando quieres a alguien no existen celos, ni orgullo, ni malas intenciones. Simplemente le deseas lo mejor, sea a tu lado o no. Al menos eso me ha enseñado la experiencia y los pocos años que tengo. Que el tiempo no hace la confianza ni el cariño, lo haces tú. Que aquel que dijo a palabras necias oídos sordos tenía razón. Que por mucho que esta sociedad lo intente nunca han existido etiquetas y nunca existirán. En mi teoría solamente existe las personas que miran por encima del hombro creyéndose mejores o que porque me miren con su cara de desprecio harán que me hunda, y luego estamos los 'normales', los que seguimos con nuestras vidas cada una a su manera. Al fin y al cabo es como escribí una vez: no hay vida más triste y vacía que la de aquellos que viven por rascar las heridas de los demás. Que no hay mayor dolor que la distancia que ocupa mi vida desde aquí, al cielo. No sé si me explico. Que los amigos discuten, pero no se matan entre ellos, ni se ladran ni se muerden, ni se olvidan de la noche a la mañana, ni se reemplazan por el/la primer/a perro/a que pase. Que lo más importante es la familia y ese es el único secreto de tu felicidad. 'Donde esta el pan esta tu casa' o al menos eso me dijo una vez mi madre. 'Cree en ti mismo' o al menos eso me he dicho siempre y ha sido el secreto para que resurja una y otra vez de lo más hondo. Si vas a hacer algo que sea por ti, ya que esa es la única constante válida y permanente que va a existir. Nunca creas entender la vida porque te estarás engañando, nunca intentes entenderla, porque nunca lo conseguirás. Y en el momento que creas que has resuelto una de tus dudas agárrate fuerte, que ahora el viento soplará desde otro lado. Cada vez nacemos más jóvenes y la vida, que nunca muere, se hace más vieja. Podría escribiros toda la noche, pero al fin y al cabo, algunos nunca entenderéis mis palabras hasta que no viváis. 

viernes, 21 de febrero de 2014

Una noche más..

Una noche más de dar vueltas en la cama, de empapar la almohada, de esperar a despertar por la mañana y que tú estés en el otro lado rozándome la espalda. Que en el momento menos inesperado tu aliento llegue a mi nuca y me estremezca entre las sábanas.

Cúmulo de insatisfacción.

Soy un cúmulo de paradojas y complejos. Dudas que me desbordan y desnudan. Una fuente de insatisfacción que rebosa de pena. Cicatrices ilegibles que tatúan mi piel sin que tengan cabeza ni pies. Cobardía en estado puro y una pizca de esperanza que se disipa como el humo. Soy el rojo de tus ojos de llorar durante horas, la pequeña mancha casi invisible que dejé sobre tu cuerpo, o aquella foto recubierta de polvo guardada en aquel baúl tan oscuro. Soy una minúscula parte de lo que me gustaría ser, el puente se rompió y ahora a ver quien avanza o tiene cojones de retroceder.

No estaría de más.

No estaría de más expulsar el aire que nos sobra para coger las fuerzas que nos faltan. Equilibrar nuestras miradas en la balanza, ni muy por debajo del hombro ni muy por arriba de nuestro ego. Lo suficiente para que cuando me mires sepas que te quiero.

jueves, 20 de febrero de 2014

Mil ciento cuarenta y dos días.

Llevo mil ciento cuarenta y dos días echando de menos a quien realmente siempre me echó de más. He hecho más de ocho mil kilómetros porque 'me necesitaba'. Vosotros lo llamaréis locura, yo lo llamo tiempo perdido.

lunes, 17 de febrero de 2014

Perdona el desorden.

Perdona el desorden. Los antiguos inquilinos se dedicaron a tirarme las lágrimas por la ventana. Ahora estoy de obras, y me salen demasiado caras las reformas. Hay sitios en los estrechos pasillos de mi corazón que no quiero dejar vacíos, pero prometo hacer espacio. He cerrado con llave las puertas que ya estaban demasiado usadas (la llave está bajo el felpudo) y me he asomado por aquellas en las que nadie ha llamado, pero yo sé que hay alguien esperándome tras de ellas. He dejado mil notas en los sitios más congelados de mí para recordar los errores que hicieron de mis primaveras un invierno eterno.

domingo, 16 de febrero de 2014

Primer latido.

Aunque te cueste creerlo siempre fuiste el primer latido de cada mañana. Acepté que yo no era nadie para que mi nombre fuese pronunciado por tu boca, o para que malgastaras tu aliento en convertirlo en suspiros por mi ausencia. Siempre fui el cigarro que se consumía esperando una calada que nunca llegó, o al menos de tus labios. Te miraba desde lejos, de reojo, mientras tu insistías en evitar mi sonrisa, que aunque no quieras reconocerlo, yo sé que si me hubieras mirado, habrías cambiado de opinión.

viernes, 14 de febrero de 2014

Astillas, clavos y espinas.

A veces soy tan fría que acabo congelando todo mi alrededor, y todo el cariño que querían darme se acaba apagando sin que vuelva a prender. Estoy tan rota, que mis astillas y esquinas puntiagudas sobresalen haciendo que todo lo que toque acabe rompiéndose, y si por el azar de la suerte no fuera así ya se encarga mi torpeza de destrozar aquello en lo que coloqué mi confianza. Que no hay suficientes clavos para sacar los que quedaron firmemente anclados. Ni siquiera existen suficientes rosas en el mundo que igualen la cantidad de espinas que llevo clavadas en mi cuerpo.

martes, 11 de febrero de 2014

Dispara.

'Resbalé con tus excusas, reventé mi cuerpo contra la pared de sus mentiras, corrí bajo la tormenta de tus ojos, conseguí atravesar los abismos de tus vértices y aprendí como encontrar, o perderme, entre los kilómetros de tus lunares. Pero como ya me temía eras tú quien estaba tras el gatillo, sin ninguna intención de dejar que me acercara hasta ti. Y a unos centímetros de poder abrazarte lo apretaste. Vaya si me dolió que hoy por ello aún sangro. Todavía seré tonta si digo que lo prefiero así si tú eres más feliz sin mí de lo que lo soy yo contigo. De todas formas prefiero que me destroces a disparos, que duelen menos que tus palabras.'

Te vorágine.

'Tenía ganas de que me comieras a bocados, de que la marca más bonita de mi cuerpo fuesen las señales de tu boca. Y es que el rojo nunca favorecía tanto mi cuerpo como cuando estaba cubrida mi espalda de tus arañazos. La cerveza perdía el sentido si no la bebía contigo, el alcohol ya no me saciaba las heridas desde que apareció tu lengua y las curaba con saliva. Nunca es placentero el calor si no es de tu piel. Las palabras, palabras son si no salen de tu voz, y ahí siempre estuvo mi error.'

lunes, 10 de febrero de 2014

Que estupidez.

'Miraba una y otra vez mi reloj, no sé muy bien si lo que quería era que diera marcha atrás, o que no se me hicieran tan eternas las horas. Lo único que sé es que esperaba tus palabras. Esperaba que dijeras que habías tardado tanto en llegar porque no sabías como venir hasta mi. Y me alimenté de tu recuerdo, y que estúpido fue, pues es como darle pan al que muere de sed.'

domingo, 9 de febrero de 2014

Quema.

'Pero me volvió a enamorar, o quizás nunca dejé de estarlo. Tambalea el corazón con su voz, tiembla cada poro de mi piel con el roce de sus dedos, queman sus huellas la más dura superficie de mi cuerpo. Una noche más lo dejé todo a medias por derretirme ante él. Y más que amor, encontré dolor por no poder fundirme en sus ojos. Que no falte el nudo en la garganta que deja la distancia entre los huecos de sus manos hasta mis huecos, mis huecos entre los dedos que son la prueba de su ausencia. Que me arranco a mordiscos los labios si no te tengo a centímetros de ellos. Que mi aliento es humo si no estás tú para abrazarme en este Febrero frío. Y qué daría por convertir mis besos en caricias en tu espalda.'

lunes, 3 de febrero de 2014

Bajo mi piel.

Por los que hoy ya no están y jamás volverán a estar, los mismos que se fueron arriba, o abajo, o donde quiera que estén, ni sé con certeza en que dirección se encuentran, pero al menos sé que bajo mi piel están. Ya no ocupan un sitio en la mesa en Navidad, ni en ningún otro día del año. Ya no resuenan sus carcajadas en el aire, pero si en mi cabeza. No resbalan lágrimas sobre sus mejillas, pero si lucen sus sonrisas en fotos, ya no discutimos por ver quién lleva la razón, pero ahora laten con fuerza en mi interior. No tengo sus presencias, pero tampoco sus ausencias. Ocupan un lugar en la esquina inferior de los estrechos pasillos de este corazón. No hay vuelta atrás, dimos lo que pudimos en el tiempo que tuvimos. La vida viene sin avisar y te atropella sin miramientos. Unos sobreviven, otros no tuvieron tanta suerte. Unos se esfumaron porque ya debían, otros no tuvieron elección, y lo peor es que fue con dolor.

Lo que tenemos hoy, mañana, pasado, y el resto de nuestras vidas es lo más importante que vamos a tener. ¿Porqué no cuidarlo? Al fin y al cabo, la vida es eso que está pasando mientras lees esto, es un suspiro que se agota, imposible de contar ni en una milésima de segundo.