domingo, 29 de octubre de 2017

Réquiem I

Estoy de vuelta, como siempre, pero en cada deja vu un poco más diferente. Mi memoria no encuentra límites. Y yo sigo igual de intensa, dejando las cosas a medias. He aprendido a hacer castillos con las cenizas de lo que antes era, y que se desvanezcan con el suspiro de quien me quiera. Porque cariño, las cicatrices nunca se borran, incluso a veces con los dedos las repaso, para que no se me olvide que de lo que mata también hay salvación, aunque sea abrazando al dolor. Y aunque no me crean nunca escribo la misma palabra dos veces, pero las que digo siempre se quedan, y nunca existirá brecha en el tiempo que consuma los sentimientos que una vez tus ojos desencadenaron.

lunes, 23 de octubre de 2017

Epitafio IX

Antes de ti ya habían pasado muchas cosas, mis noches ya trascendían con el día y las ojeras siguen siendo igual de largas y pesadas. Tenía forma de luna acomplejada y muchos lobos que me aullaban a deshora, pero contigo la loba era yo y la luna tú, por alumbrar mis tinieblas después de siglos de glaciación. No puedo sacar lo que ya estaba dentro, ni puedo secar todo lo que mi pecho ha derramado, pero después de ti va a ser todo desierto. Y este reloj parado no necesita más granos de arena si no van a ser tus manos las que le den el tiempo que me negaron una y otra vez.

Antes de ti, la muerte me miró cincos veces a los ojos, y dos veces me susurró un ¿y si...?.
Antes de ti, me rompieron el corazón y nadie nunca más me lo volvió a blandir.
Antes de ti, estuve en muchos lugares y ni a mi propia cama la supe llamar hogar.
Antes de ti, tenía océanos insalvables de cruzar y ahora los buceo todos,
aunque me de miedo.

Antes de ti, no puse ningún nombre, y ahora todos se lo saben.

sábado, 21 de octubre de 2017

Epitafio VIII

En su cama neones, hay más humo del que pueda notar, y ya no sé si brota de su piel o de la mota. Vamos por el octavo pero mi mente no absorbe. Después de esta noche me escapo, acometo mi adarve y pongo fin a esa hecatombe. 

Epitafio VII

17/10

No encuentro palabras para explicarte este desorden, tengo dos lunas por ojos que solo se encienden cuando notan que me entiendes, aunque ya no diga nada. Y en ellas un cráter se forma cada noche que no te ven. Al final voy a quedarme hasta con el alma en fase menguante porque se me están acabando los días para poder orbitar una vez más en tu centro de gravedad

jueves, 5 de octubre de 2017

Epitafio VI

Cariño, soy triste por naturaleza desde los siete. Por eso hay daños que nunca podría causarle ha nadie. Nunca pasé por los quince, tuve que crecer antes de tiempo para que nadie en casa por mí llorase. Y hasta ahora me he dejado el corazón que ya no tenía en intentar salvarte. No voy a culpar a nadie, los demonios piensan en mí porque ya no pueden desquiciarme. Aunque a veces siento que estallo, termino recomponiéndome, y acabo escribiendo sobre lo inefable que mi pecho al mundo intenta ocultarle.