lunes, 29 de septiembre de 2014

Mi boca.

Aléjate de mí que muerdo.

Que qué le hago yo si la impaciencia
quiere que devore cada parte de tu
cuerpo.

Tengo la marca en mis labios de mis
dientes, deseando que sea un
mordisco de los tuyos.

Queriendo posar mi boca en tu vientre,
para comerte hasta que salga el sol
y comenzar, de nuevo, por tus...

De ningún lugar, de nadie.

Como aquel objeto que se pierde
y nunca se vuelve a encontrar,
ni a echar de menos.

Como la punta del cordón
del zapato que pocos recuerdan
su nombre,
o ponerle 'x' a la incógnita
que se desconoce.
Pues, 'y', es mi apellido.

Mi lugar en este mundo es igual
a las raices cuadradas de un
numero negativo.
Inexistente.

Trepan por mí las palabras
como una henredadera que
se apodera del abandono de
mi verano moral.

Se acerca el invierno,
y no soy de nadie.

Voy al lugar donde las cosas
que no son nada van,
pero ni siquiera sé donde eso
puede estar.

Estoy absorta en nudos que
no me atan a ningún lugar.