domingo, 23 de noviembre de 2014

Ni a dónde, ni porqué.

Me marcho,
por un rato o una eternidad,
quien sabe.
Tampoco sé a donde,
ni si quiera bien el porqué.
Pero me marcho,
a algún lugar donde no tenga
que dar más..
votos inútiles de confianza.
Donde el frío me abrace,
abarcando toda mi piel,
para no sentirme más
como si desbordase por un terraplen.
Que imbécil.
O así me siento.
Como si todo lo que tocáse
se rompiese entre mis manos,
dejé de ser delicada,
cuando,
en vez de astilla,
me afilaron como estaca.